¿Es el amor propio lo que realmente necesitas?

Desmitificando el mito y abrazando la Autocompasión

Cuando hablamos de amor propio, a menudo nos perdemos en conceptos idealizados que no siempre reflejan la realidad humana. Es importante aclarar algo: en esta comunidad no hablamos de amor propio como un fin en sí mismo, sino de autocompasión, un término que los psicólogos sí estudiamos profundamente y que, aunque relacionado, no es lo mismo.

El amor propio se ha convertido en una especie de mandato cultural, muchas veces visto desde una perspectiva errónea, incluso egoísta. Sin embargo, cuidar de nosotras mismas no significa desatender a los demás, sino incluirnos en la ecuación de la vida. Las investigaciones muestran que solemos ser más compasivas con los demás que con nosotras mismas. Aquí es donde entra la autocompasión: una práctica que nos invita a ser nuestras propias amigas, a mirar nuestro dolor con ternura, a abrazar nuestras imperfecciones y ofrecer el mismo consuelo que daríamos a alguien querido.

La autocompasión no es innata, pero puede desarrollarse. Es un entrenamiento, un acto de valentía que nos recuerda que nuestra dignidad no depende de ser perfectas, sino de ser humanas.

Otro mito que escuchamos con frecuencia es: "No puedes amar a nadie si no te amas a ti misma" Esta frase, aunque bien intencionada, puede ser cruel. Nos pone en una posición de espera, como si necesitáramos estar completamente reparadas para ser dignas de amor. Pero la verdad es que no estamos diseñadas para vivir aisladas. Desde nuestros primeros días, dependemos del cuidado de otros para sobrevivir. Esa necesidad de conexión no desaparece con el tiempo; de hecho, es una base fundamental para nuestra sanación y bienestar.

Ir a terapia, por ejemplo, no es solo un acto de autocuidado, sino una experiencia de conexión. Allí, aprendemos a vincularnos desde la empatía, la validación y la aceptación. Al cultivar estas habilidades para con nosotras mismas, también las extendemos hacia los demás, creando relaciones más significativas y contribuyendo a un mundo más humano.

El mensaje es claro: no necesitas ser "perfecta" o "completa" para ser digna de amor. Ya lo eres.

Por el simple hecho de existir, mereces amor, con todas tus particularidades e imperfecciones.

¿Qué piensas de esto? ¿Resuena contigo? A mí me sigue dando mucho para reflexionar, y me encantaría saber cómo lo vives tú.